El ciclo de Terramar de Ursula K. Le Guin – reseñas de cuarentena – 5

Ya. Esta no es una autora, es una de LAS autoras. Y al igual que pasa, por ejemplo, con Ballard, que es uno de LOS autores, y no sólo de “esa leserita con electricidad, esa, la ciencia ficción”, Ursula K. Le Guin es mucho más que una cultora de “esa cuestión con dragones”. Nop. Y debido a que ella hizo “chistes” al respecto -lean sus ensayos en “Contar es escuchar”, que es careli, pero sin desperdicio-, si hubiera nacido hombre, mejor le habría ido. Seguro estaría hace rato instalada en una trinidad heteronormativa junto a Lewis y Tolkien. Pero no. Allí está ella, solita, y más grande aún, porque su obra es realmente extensa y variada -fue, ¡además!, traductora de Gabriela Mistral-, por lo que se les invita a seguir el hilo que va a continuación.

Si se quiere partir de lo que escribió para esxs niñxs que no dejarían subir a la montaña rusa -por tacuacos-, se acaba de editar en español, en Flamboyant, su saga de los gatos con alas, cuatro en un puro volumen (en lo que vendría siendo como un sincretismo del libro de Luis Sepúlveda, ¿no?). Eso es “Catwings”. Luego, para más creciditos, viene la saga a recomendar: Terramar (se me pararían los pelos si tuviera de puro escribir este nombre). Esta es la historia de un proyecto de mago, Ged, que de tan genial es leso. Y para demostrar que es genial, convoca a su propia sombra, lo que lo obligará a madurar a la fuerza, aporreado por las fuerzas sobrenaturales de un mundo en que el poder está en conocer el verdadero nombre de las cosas y seres. Esto se aprende en la escuela de magia de la isla de Roke (para los malpensados de rigor, el primer libro es de 1968 cabres, y la J. K. tenía tres añitos). Esto parte con “Un mago de Terramar”, sigue con “Las tumbas de Atuan” y “La costa más lejana” en un primer período, entre 1968 y 1972. Luego viene “Tehanu” y un servidor debe confesar que no le gustó el vuelco que dio en ese 1990. ¿Por qué? Lo cuenta nuestra ídola en un súper documental que está en Amazon ahorita mesmo, y tiene que ver con que el Terramar de antes fue escrito para un mundo hecho a medida de los hombres. Y en esta nueva entrega los machos proveedores no la llevan -Ged está en el invierno polar de su existencia, casi para hibernación-, y tanto la ex sacerdotisa de las tumbas de Atuan del segundo tomo, como una pequeña niña con la mitad de su cuerpo torturado, son quienes toman el pandero de la trama. Y a uno, que fue educado pensando en que “Dios también es hombre” y tal, se le produjo una tremenda disfunción cognitiva en su momento con este giro. Releyendo, igual es como si fuera una historia la de los tres primeros libros, y otra, la de Tehanu y “En el otro viento”, de 2001. Pero bueno. Doña Úrsula era la dueña de su archipiélago y por eso hace lo quiere, ¿ok? (eso pensé en su momento).

El hilo sigue y sigue y sigue, y si alguien quiere seguirlo, imposible no leer “La mano izquierda en la oscuridad”, donde un embajador llega a un planeta donde sus habitantes son hermafroditas (debe ser el peor resumen de la historia, pero es un libro alucinante, créanlo. Según ese guataca docto de Bloom, es su obra maestra aparte de las peripecias de Ged), o “Los desposeídos”, con otro visitante, pero de un planeta capitalista a su luna, donde se exiliaron los seguidores de algo como un anarquismo taoísta (¡éjale!). Y hay más y más. Si quieren una sinopsis intensa de la mano de K. Le Guin, pero bien hardcore, busquen el cuento “Los que abandonan a Omelas” y me cuentan. Uuuuuh (es chistoso = menos que cero, por siaca).

Ustedes se dirán, ¿y la peli cuándo, ah? Bueno, hay una de animación basada en Terramar que fue TAN mala (sorry, pero me dio hasta acidez), que Miyazaki tuvo que salir de su retiro después del condoro que se mandó su hijo dirigiéndola (y cooperó con Ponyo). Y antes hubo una versión para la televisión TAN ordinaria y rasca que, si bien recuerdo, aparece un puro dragón y de más que le pagaron por minuto de aparición, porque como que dice hola, se tira un flato de fuego, y chao.

En fin. Este año se supone que sale una serie y que ahora sí que sí, pero mientras tanto se les sugiere lo siguiente: hay dos volúmenes de bolsillo, cada uno con dos de los libros de la saga. Y están bien baratos, a $6.830 en Buscalibre, recién lo ví. Lo digo por toda la gente que me va a echar la culpa por comprar tanto libro. Así que ahora, ámenme, ¿vale?

Historias de Terramar 1. Booklet, España. 384 páginas. ISBN 9788445076682.

Historias de Terramar 2. Booklet, España. 480 páginas. ISBN 9788445076699

Jonathan Strange y el señor Norrell de Susanna Clarke – reseñas de cuarentena – 4

Esta es una obra MAESTRA castigada por el látigo de la indiferencia y la ignominia del olvido, por lo menos por acá, porque en el resto del mundo mundial llegó a vender como cuatro millones de ejemplares, dicen. Lo cierto es que es una novela contundente (chorrocientas páginas) que podría servir como arma arrojadiza, almohada yogi, contrapeso en pilates o, ya que estamos, como material de extensa lectura (o sea, para que se sosiegue como una semana el joven lector en cuarentena). Porque esta historia victoriana, ubicada en un mundo donde la magia sí existe, es una joya de estilo (decimonónico al uso, onda sensatez, sentimientos, orgullo y prejuicio, todo en un mismo combo, pero sin Darcy), con gran investigación de la parte histórica (Susanna -permítanme que la tutee-fue editora de libros de cocina, por lo que ya es top. Y muy acuciosa, como la gente que cocina) y con la presencia de los dos personajes del título, que son como una versión en clave hechizo de lo que fuera Mozart y Salieri. O sea, el megaultratalentoso de forma natural y el otro, que es megasupermateo, y que igual le pega, pero que no, que penita lo tuyo, porque frente al otro, siempre quedarás más atrasito. ☹

Y eso es lo que ocurre en este libro. En esta Inglaterra del siglo XIX se habla de magia (y también de un rey Cuervo que podría aparecer y dejar el descalabro), pero no es que anden todos en escobas y solucionando todo con un abracadabra y tal. Al contrario, es como algo escondido y de lo cual dudan muchos, menos el señor Norrell, un vejete algo rancio (onda peluca con talco) que ha coleccionado montones de libros de hechizos y que ha logrado hacer algo por ahí, ganándose el respeto y el temor de algunos. Su problema es que aparece en escena el joven Strange, que con el vuelto del pan hace magia a nivel dios. Y de eso -y una tonelada de personajes mágicos más- trata esta magna obra, que fue publicada hace 16 años y que su autora, que está viva (llevamos dos), Susanna Clarke, no ha acompañado de otra parecida. Hay un libro de cuentos derivados –“Las damas de Grace Adieu”, difícil de encontrar, magistralísimo también- y recién ahora nuestra ídola de hoy anda amenazando con una segunda novela, “Piranesi”, que tratará -dice la prensa- de un señor que vive en una mansión con cientos de piezas y un laberinto acuático además (puro habrá que leerla, obvio, aunque te encargo el pago de contribuciones del Piranesi).

Para lxs flojitxs, hay una serie para la televisión que está muy buena, pero aquí la idea es recomendar lecturas y no atajos mentales. Por eso mismo la nueva edición tiene una foto con los actores, y no el cuervo negro de la primera edición, aquella que compraron los de mi equipo, los que llegaron antes, los tarros con más duraznos de la LIJ, jaj.

Jonathan Strange y el señor Norrell. Salamandra, España. Y efectivamente tiene 800 páginas. ISBN 9788478889730

Sonríe de Raina Telgemeier – reseñas de cuarentena – 3

Para que luego no digan que uno es como profe de pura historia pretérita impresa, la autora de este libro todavía está viva y se llama Raina Telgemeier. Aquí en Chilito ese nombre no suena a nada, pero en las bibliotecas escolares gringas es como para que te vayas poniendo en la fila de espera, toma tu número, abre el Candy Crush (o caza al Snorlax a tu derecha) y tómate tu tiempo cabrito (o cabrita, o… dejémoslo abierto mejor). Porque sus libros son mega super leídos. Y era que no. Porque crear una novela gráfica (ella es de las que crea al cubo = envidia) en que el conflicto esté centrado en sus dientes (sin dragones, mundos paralelos ni varitas de sauco) es como para quedar boquiabierto (y que se te vean las caries, que a lo mejor te podrían servir para escribir una novela tú, ya que estamos). El libro se llama “Sonríe” y es autobiográfico, retratando ese proceso de crecimiento de quien adolesce (de tontera, decía mi profe de Lenguaje, Castellano en ese entonces) y tomando el trauma de un accidente que le deja las paletas enterradas y que hay que ver cómo rescatarlas, con decenas de sesiones al dentista y extracciones varias, frenillos de distintos tipos y sufrimientos físicos y mentales, propios de la vida escolar (y dental).

Es un libro sencillo y con cero parafernalia, pero ojo que no es una cuestión pausterizada y con el gusto a nada del queso gouda chileno. No. Es una historia que se nota vivida, con personajes queribles y con el despliegue justo a nivel gráfico (escueta + intensa, como las películas del coreano Hong San-Soo, pero sin copete ni idas a moteles). “Sonríe” fue su primer exitazo y sobre el resto de su OBRA, hay uno de amores escolares –“Drama”-, otro autobiográfico sobre lo que dice el título –“Hermanas”-, uno que no cacho –“Agallas”- y uno que se sale un poco de norma y que es ligeramente más hardcore. Se trata de “Fantasmas” y (ALERTA DE MEGA SPOILER) trata de una familia que debe mudarse a la costa porque la hija menor tiene una enfermedad respiratoria irrecuperable. Esto complica a su hermana mayor, mientras los papás intentan hacer lo mejor por ambas. Lo realista del problema base se equilibra y compensa con lo irreal del espíritu mexicano -es Los Ángeles- y el cómo abordan su relación con los parientes muertos. Algo que indefectiblemente pasará en este libro. Brrrrr (y lo conté todo, fueron advertidos).

En fin. Es bueno partir por “Sonríe”, a menos que sea de esos mediadores que buscan libros para “tratar temas” (jaja, de más que alguno está leyendo esto). Y bueno. Hay versiones en ezpañol de editorial Maeva que no están mal (aunque después de sufrir con las de SM del Capitán Calzoncillos -si ¡hasta le eliminaron las faltas de ortografía intencionales del original!- uno queda con trauma linguístico, la dura). En nuestro caso nos quedamos con el español neutro de los libros de la gringa editorial Scholastic. Y con sus precios también, que hacen sonreír (un poco no más, porque igual es un libro salado, oiga. Y como es con monitos, además se lee muy rápido. Eso).

Sonríe. Maeva, España. 213 páginas. ISBN 9788416690237.